Algunos derechos reservados: claves del conocimiento abierto

Ya hace siete años que empecé mi andadura dentro de la propiedad intelectual, allá por 2008. Desde entonces, no he perdido nunca de vista cada paso que ha dado L.Lessig, seguí entusiasmada la lucha contra la SOPA y la PIPA en EEUU y lloré personalmente la trágica muerte de Aaron Swartz (aquí "The Internet's own boy: The story of Aaron Swartz", un documental sobre su vida y su persona). Uno de los pasos principales hacia el conocimiento abierto es, sin duda, el dar a conocer y hacer más accesible la regulación tanto de la propiedad intelectual en general como de los derechos de autor en particular, para invitar a todos los miembros de la sociedad a que dejen de temer a estos derechos de autor. Temor que normalmente se debe al desconocimiento así como al abuso que actualmente se lleva a cabo con ellos.

La involución de las regulaciones de la propiedad intelectual

Cuando los derechos de autor se regularon con el Estatuto de la Reina Ana en 1709 en Gran Bretaña, la intención de la ley era muy distinta a la que tiene ahora: el fomentar la diseminación del conocimiento y el aprendizaje, facilitando el acceso de las obras al dominio público, y por ende, el acceso del pueblo a esas obras. De esta manera, se desprotegía a la industria y se evitaban los monopolios sobre la explotación de las obras. Con el paso del tiempo, esa regulación orientada al contenido, a las obras y los autores, fue virando, lenta y silenciosamente, hacia una regulación orientada al mercado, los derechos económicos y la industria. Hasta llegar al punto en el que estamos ahora. Un punto en el que importa más quién es el titular de los derechos que el autor de esa obra, en el que se ha monopolizado la gestión y recaudación de los derechos mediante las entidades de gestión y en el que se ha legislado para proteger a la industria establecida sobre modelos de negocio basados en la explotación de la cultura por encima de la protección a los autores y creadores de esa cultura. Tanto es así que actualmente resulta fácil constatar la demonización de la propiedad intelectual, principalmente alimentado por esas entidades de gestión que mencionaba hace un momento, como son la SGAE o CEDRO, que actúan de manera abusiva y monopolística, como también por parte de las industrias culturales de cualquier naturaleza, ya sean musicales, editoriales, audiovisuales, etc… Ambos arropados y al amparo de las actuales regulaciones en la materia. Las políticas castigadoras y persecutorias de estas entidades e industria acaban generando auténtico pavor en la sociedad, sobre todo en los usuarios consumidores de contenidos. Pero también en los creadores que no quieren verse sometidos a los corsés marcados por las regulaciones y las gestiones dudosas de las entidades de gestión. En relación a este tema, y en concreto a la gestión de las obras en el ámbito musical, es muy interesante la reflexión que realiza Ainara LeGardon en su trabajo ”Otro modelo es posible”, muy recomendada lectura, donde evalúa el impacto de las licencias libres en la gestión de las obras musicales por parte de la SGAE.

Industria vs. sociedad

Las posiciones encontradas de los dos sectores se transforman de manera inmediata en una radicalizada reacción en cadena: cuanto más radical se comporta una de las partes de la ecuación, más radical es todavía la reacción de la contraria. Si la industria prohíbe, la regulación persigue y las entidades de gestión abusan, los usuarios, consumidores de contenidos o creadores infringen cada vez de manera más agresiva los derechos de autor o incluso cejan en su empeño de ejercitar sus derechos de autor a su propia voluntad o interés. Ya sea por puro desconocimiento de estos derechos o por miedo a la reacción destructiva de los que se erigen protectores de los mismos. O por ambos. Y cuanto más se tira de la cuerda, más cerca estamos de romperla. Así, se hace más que necesario luchar para evitar estas tensiones, ayudando a encontrar un equilibrio basado en el respeto a los derechos de una y otra parte, educando a los miembros de la sociedad como partícipes que son de la propiedad intelectual y los derechos de autor, pues ambos están mucho más incorporados en la sociedad de lo que en general se tiende a creer y es un tema que, dándonos mayor o menor cuenta, nos afecta a todos. Debemos seguir una senda de empoderamiento ciudadano en relación tanto al conocimiento como el ejercicio de los derechos, sean estos cuales sean: ejercitar, defender o renunciar a tus derechos como creador, aprender a defender los límites a los mismos si eres un usuario consumidor de contenidos protegidos y a beneficiarte de los mismos, sabiendo dónde está el límite a esos contenidos protegidos, como puede ser el dominio público, ya sea éste legal o voluntario. Y también, a raíz de la regulación existente en la actualidad, educar en la liberalización de los contenidos de manera que se module el nivel de derechos que protegen las obras, a voluntad del autor y en defensa del bien común.

Acceso abierto como llave hacia la transparencia y el conocimiento

Por otro lado, tanto Administraciones Públicas como entidades educativas o entidades privadas de cualquier naturaleza no son tampoco conscientes de la importancia que tiene la implementación de una cultura de datos en abierto y de conocimiento compartido. Desde mi punto de vista, considero fundamental la implementación de los datos en abierto en las Administraciones Públicas para fomentar la transparencia tanto en el flujo de información, como en el acceso a la misma por parte de todos los miembros de la sociedad. Apertura equivale a transparencia y en la sociedad actual de la inmediatez y de las nuevas tecnologías, no hay excusa para que toda la información pública no sea accesible de manera limpia, directa y completamente en abierto. En relación al tema de la ciencia en abierto, este área afecta principalmente a Universidades y entidades educativas y de investigación, y que tiene que ver con la ciencia que se crea al amparo de estas entidades educativas. Ciencia que está ya previamente subvencionada por el Estado, lo que debería justificar que su acceso fuera abierto y gratuito. Por eso y a este respecto se está convirtiendo en urgente la necesidad de impedir que editoriales y entidades de gestión sigan guardando bajo llave estas obras y este conocimiento que tendrían que ser de libre acceso, tanto para los usuarios como para sus propios creadores. Editoriales y entidades de gestión que se amparan en la titularidad y ejercicio de los derechos de autor para echar el cierre a ese acceso, lo que no reporta ningún beneficio ni tan siquiera al autor de dichas obras. Sin mencionar el detrimento que causa sobre el acceso universal a la cultura.

Propiedad intelectual 3.0: reorientando la protección y el acceso

Es necesario emprender ya el camino en busca del equilibrio que, aplicando el sentido común, se oriente a la defensa de la cultura libre y la apertura del conocimiento, desde el respeto a los derechos de autor, aunque ese respeto deba pasar por la modificación de las regulaciones actuales, puesto que éstas no satisfacen las necesidades reales de la sociedad actual, no contemplan conceptos tan relevantes como el de fair use, menoscaban la importancia del dominio público, dan preferencia a la protección de los derechos de explotación por encima de la protección a las obras y sus creadores o nos privan a toda la sociedad del acceso a determinadas obras a las que tendríamos que acceder de manera totalmente abierta. El empoderamiento provoca una reacción inevitable de responsabilidad en la sociedad. Una sociedad empoderada y nutrida de conocimiento se siente responsable de su propio destino, de sus propias acciones. Es, en definitiva, más libre.Artículo escrito por Sara Rodríguez Marín

Lawyer & Entrepreneur, LLM in Private Law, PhD candidate in Business Law and co-founder of FreeDeLibre. Sara has been engaged in Intellectual Property since 2008 and she stands for a smart and fair use thereof by supporting the Open Knowledge and the Free Culture. Now she's also looking into the Collaborative Economy to deeply understand its opportunities and implications. Síguela en Twitter.