Cambio de escala: hacia un nuevo "sharing deal"?

La integración de la economía colaborativa y de las autoridades públicas podría dar lugar a una nueva forma de contrato social en el que co-construcción, la corresponsabilidad, la experimentación y la transparencia de datos fueran cuestiones fundamentales. He aquí un resumen de las iniciativas que deben adoptarse para llegar allí.

La integración de la economía colaborativa por parte de las autoridades públicas podría dar lugar a una nueva forma de Contrato Social en el que la co-construcción, la corresponsabilidad, la experimentación y la transparencia de datos sean planteados como cuestiones fundamentales. Describimos varias ideas que nos permitan llegar allí. Del Policy Jam en el OuiShare Fest a un taller en el Ministerio de recuperación productiva, pasando por el primer Foro de la Economía Colaborativa territorial en Burdeos, la economía colaborativa se está descubriendo como una oportunidad creíble para la renovación de las políticas públicas en Francia y en otros lugares. Estas son algunas reflexiones que surgieron de estos talleres y que queremos compartir.

Problema nº1: Ir más allá de la anécdota y seguir trabajando a largo plazo

Por invitación de Fleur Pellerin, la ministra delegada de la Economía Digital en Francia, OuiShare organizó el 25 de junio la la primera BercyJam, una sesión matinal con empresarios, funcionarios públicos y ciudadanos para mostrar cómo la economía colaborativa puede ayudar al Estado a cumplir con sus misiones de interés general. También se exploró en qué medida el Estado mismo podría facilitar la expansión del sector. La originalidad de esta sesión en un entorno ministerial es sin duda el método: seis grupos de trabajo multidisciplinarios y simultáneos para romper los silos sectoriales, emular la inteligencia colectiva, cambiar la manera de abordar las políticas públicas y para producir ideas concretas para proseguir el trabajo. Un primer impulso sí, pero también una voluntad de ir más allá de la mera lista de propuestas. La ministra fue receptiva a la apertura de un diálogo más recurrente con OuiShare y los otros actores de la economía colaborativa y mostró el deseo de repetir este tipo de formatos participativos y distribuidos.

La economía colaborativa es interesante porque reúne el espíritu emprendedor y la inteligencia colectiva - Fleur Pellerin

El sector público se puede encontrar en la economía colaborativa nuevas dinámicas, respuestas para volver a implicar a la población y para la multiplicación de los recursos ya existentes y de nueva creación en el territorio, todo ello con el mismo presupuesto (el famoso 1 +1 = 3) . Por ejemplo, la movilidad compartida ofrece una respuesta concreta a los problemas de congestión urbana. Los datos ofrecidos en Burdeos son elocuentes: la ocupación media de los vehículos en la Comunidad Urbana de Burdeos es similar a la media nacional Francesa de 1,2 personas por coche. Si conseguimos llegar un promedio de 1,4 , es decir 7 personas (en lugar de 6) transportadas en 5 coches, el tráfico se reduciría en un 15%. Eso es suficiente para absorber los atascos de tráfico diario en la entrada de la ciudad, el mismo beneficio que tendría un proyecto de ampliación de la carretera de circunvalación que costaría varios miles de millones de euros.

Otros ejemplos positivos se pueden encontrar en diferentes ámbitos de la acción pública:

  • En la alimentación, el aumento de las redes de venta de circuito corto o Km0 por toda Francia está siendo un factor de promoción territorial, mejoras medioambientales y una mejor valoración de los productos (CGDD);
  • Los métodos de trabajo , un estudio de PIPAME mostró que el intercambio de bienes y servicios entre empresas puede ayudar a impulsar la actividad empresarial entre un 3% y un 10%. Asimismo, la organización de los espacios de co-working permite a los empresarios a compartir recursos y experiencias y desarrollar proyectos comunes en un momento en que un 73% de los empleados franceses quieren ser independientes y ser capaces de trabajar de forma remota.
  • Las finanzas participativas, la producción distribuida, el turismo en casa de particulares, el comercio de bienes entre los individuos, en general, la economía colaborativa contribuye a la generación de la confianza y la cohesión social en las comunidades y fomentar el uso los recursos locales infrautilizados permitiendo sentar las bases de una economía más resistente y diseñada para el largo plazo.

Problema nº 2: Difundir las buenas prácticas a todos niveles y fomentar la experimentación

La economía colaborativa se basa en el poder de las redes y requiere de educación y difusión a todos los niveles. En coordinación con el marco y los reguladores nacionales o europeos, la escala local es probablemente la más adecuada para su despliegue y promoción. Al otro lado del Altántico, los alcaldes de 20 ciudades de Estados Unidos se han comprometido recientemente para apoyar la economía colaborativa en sus comunidades y avanzar hacia "Shareable Cities". Seul - una de las ciudades más densas y conectadas del mundo - lanzó un amplio conjunto de acciones para posicionarse como LA ciudad colaborativa de referencia. Dichos compromisos, que en Francia se iniciaron se iniciaron durante el Foro de la Economía Colaborativa en Burdeos deben ser generalizados a otros territorios y paises.

¿Qué formas pueden tomar estos compromisos? Poner a disposición de los emprendedores edificios públicos, a cambio de aportar proyectos e ideas, el etiquetaje de iniciativas y su promoción por los diversos canales locales, el apoyo a los "terceros espacios" de aprendizaje: FabLabs, MakerSpaces, universidades populares, centros de recursos del barrio; espacios abiertos a cualquier persona y que sobrepasan los "status" (asociaciones, ciudadanos, emprendedores) y las edades; impuestos locales reducidos para el uso de soluciones de movilidad compartida, una posible finanziación de proyectos locales participativos como ha hecho la región de Auvergne mediante un acuerdo con Ulule.. Más allá de las palabras, la experimentación interna de las prácticas y servicios colaborativos podría ser la mejor pedagogía para el sector público: hackear de manera interna la administración local para instalar la innovación tal y como se propone "la Transfo de la 27ème Région"(Francia), o por ejemplo el uso de espacios de trabajo compartidos por parte de equipos de varias divisiones de la administración o incluso yendo un poco más allá "packs" de pruebas de servicios colaborativos propuestos por la CE (véase, en particular, Scoovie).

Problema nº3: Superar el concepto de colaboración público-privada e inculcar una cultura de responsabilidad compartida

La economía colaborativa modifica el papel de las instituciones del Estado y las comunidades locales: pasando de autoridades de supervisión y de prescripción, a autoridades que apoyan el cambio mediante la creación de un entorno propicio y la infraestructura para surgimiento de las actividades de protección de los bienes comunes por parte de los propios ciudadanos. Vincent Feltesse, diputado y presidente de la Comunidad Urbana de Burdeos destaca este cambio en la sesión plenaria del Foro de Burdeos:

Con la Economía Colaborativa, la postura del político cambia. Se convierte en un facilitador, y eso es una pequeña revolución intelectual para elegidos.

. Tomaso Fattori, activista italiano que trabaja para la protección de los bienes comunes, desarrolla en este sentido, la posibilidad de una asociación público-procomún que va más allá de las nociones de asociación público-privada o asociación pública-pública. Se trata de legitimar y proporcionar oportunidades para el autogobierno directo de bienes y servicios de interés general por parte delos propios ciudadanos (o la gestión participativa en los órganos públicos, como el agua en Nápoles con Acqua Bene Comune ). Los habitantes de un territorio recuperan el poder de actuar y la legitimidad para tomar decisiones y guiar las decisiones y prioridades que los afectan. Michel Bauwens de la Fundación P2P - también presente en el Foro de Burdeos - hace una llamada a la estructuración de una “alianza del procomún” como movimiento cívico junto con una "Casa de los Comunes" de carácter más político-económico para facilitar nuevas formas de gobernanza compartida.

Problema nº4: Definición de los contornos de la economía colaborativa y sus diferentes subconjuntos

Cómo organizarnos en un nuevo contexto donde el acceso a la información, la proliferación de redes interconectadas y la producción distribuida de conocimientos redefinen las segmentaciones tradicionales entre productor y consumidor, entre trabajador y contribuidor? (Ver Prosumer / Produser / Una visión sintética de la economía colaborativa ) de Michel Bauwens:

La producción vuelve a comunidades cívicas, la innovación tecnológica aparece a partir de la producción entre pares.

¿Cómo la desintermediación de los intercambios a través de las herramientas digitales puede ser una garantía de bienestar distribuido a toda la comunidad y garantizar la renovación de la verticalidad (los actores de la economía tradicional) y reforzar un movimiento más horizontal (todos los actores y dinámicas de la economía colaborativa)? No se debe caer en el idealismo: hay preguntas muy complejas que surgen a tenor de esta economía colaborativa - la transformación del empleo y las medidas de crecimiento, la solidaridad y la redistribución - especialmente cuando la creación de riqueza puede prescindir de los intermediarios a través del intercambio peer-to-peer en constante aumento, y en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Es necesario poder identificar mejor el marco teórico y práctico de estas nuevas tendencias. ¿Cómo? Desarrollando, por ejemplo, un gran proyecto de investigación-acción a nivel regional donde reflexionar acerca de los ingresos contributivos y la deducción de los gastos de la contribución a los bienes públicos. En el presente, más que abogar por una regulación uniforme, las iniciativas de la economía colaborativa usan el marco existente para desentrañar las complejidades de esta industria polifacética y aportar soluciones para mejorar su propia evolución como industria. Este es el caso de Sharelex, una comunidad de co-construcción de la ley que organiza talleres - "Labolex" - para aclarar algunas zonas grises que rodean la economía colaborativa (por ejemplo, responsabilidades y riesgos, estatus social de los usuarios, modelos de negocio, la fiscalidad, etc.)

OuiShare también está de acuerdo en este camino . Actualmente se está trabajando en un estudio distribuido acerca de los contornos y los límites de la economía colaborativa.

Problema nº5: Acelerar la difusión de datos públicos y fomentar los servicios públicos peer-to-peer

. Rachel Botsman, invitada de honor en el Foro de Burdeos ha recordado el cambio que representan los nuevos servicios y comunidades colaborativas: pasamos de una confianza institucional a una confianza entre pares facilitado por sistemas de evaluación y reputación online.El último estudio de BlaBlaCar

, que incluye a 600 usuarios de trayectos compartidos destaca: un miembro con un perfil completo inspira más confianza que un vecino, y casi igual que un amigo cercano. En la medida en que la crisis se hace permanentemente y en que las autoridades públicas son estigmatizadas, es esencial que las instituciones públicas se encuentren en la vanguardia en el desarrollo de la transparencia en su funcionamiento y la toma de decisiones, facilitando el intercambio de datos y el acceso directo a las personas adecuadas.

¿Compartir para gobernar mejor?

Resúmenes online de los talleres de política publica, co-organizados por OuiShare:

Y en breve a escala europea:

OuiShare fue invitado a participar en la audiencia “Collaborative Consumption: a sustainable model for the 21st Century”, organizado por el Comité Económico y Social Europeo en Bruselas el 25 de septiembre como parte de un dictamen que se está escribiendo sobre este tema.