El ermitaño, el malabarista y el experto, tres estrategias para abordar el cambio

Si crees que estamos viviendo momentos de cambio, transición, transformación y te apetece reflexionar sobre cómo se pueden estar fraguándose estos cambios, este artículo te puede interesar.

¿Crisis o cambio? El poder político, mediático y el económico-financiero se aferran al concepto de “crisis”. Ya han pasado 5 años desde el desplome de Lehman Brothers, y es curioso ver como en un mundo hiper acelerado donde la noticia del siglo no dura más de dos días porque inmediatamente la sustituye otra de nueva. Curiosamente lo único que permanece inalterable al paso del tiempo es la idea de crisis.... ¿Por qué será?. La otra lectura es la de cambio. El cambio como oportunidad. Si crees que estamos viviendo momentos de cambio, transición, transformación y te apetece reflexionar sobre cómo se pueden fraguar estos cambios, este artículo te puede interesar.

El mundo masa que nos imaginábamos a mediados del siglo XX se representaba como una gran esfera sólida y perfecta. Una masa de geometrías perfectas que recibía toda la atención y cuidado del sistema. Una especie de gran poblado circular feudal donde la masa se encontraba a gusto, protegida y “engordando” bajo el amparo de la muralla-sistema. ¿Cómo sería esta metáfora gráfica de la masa hoy en día? ¿Como sería en un mundo donde la esencia es ahora la diversidad y lo fluido? ¿En que se ha transformado esa masa-solida- esfera?

Desde nuestra posición como agentes para que personas, organizaciones e instituciones puedan empoderarse y avanzar hacia una economía colaborativa, nos relacionamos y trabajamos con un amplio y diverso espectro de visiones y contextos, que van desde el bussines clásico a proyectos más sociales y activistas pasando por instituciones públicas; hemos detectado una evolución interesante, la idea de crisis está dejando paso a la idea de cambio, en todos ellos se repite la constante del cambio como lectura de lo que está aconteciendo, no solo en la economía, sino también en la política y en la sociedad en general.

Una misma palabra: cambio, pero con lecturas, interpretaciones y acercamientos muy dispares. Estas diferentes visiones y maneras de enfrentarse a estos cambios los hemos simplificado y expresado en tres rutas y en tres estrategias que estamos observando, y que proponemos como base para la reflexión. Estas rutas y estrategias son:

1. La ruta de la segregación

Son aquellos proyectos e iniciativas disruptivas que se sitúan al margen del sistema, que no necesariamente en oposición. Es la vía más contemporánea, lejos de los movimientos antisistema del siglo pasado, lejos de pretender destruir el sistema para establecer otro modelo, lejos del enfrentamiento como condición de la visión amigo-enemigo, del “quítate tu para ponerme yo”, se trata más bien de una vía que opta por la autonomía y la independencia.

¿Cambiar el mundo? ¿Cambiar la forma de pensar y actuar de las personas? ¿Cambiar las estructuras y los equilibrios del poder? ¿Es esto posible?¿Cómo? ¿Es necesario que se imponga una visión frente a otra? Lejos del carácter doctrinario de las ideologías y movimientos sociales del siglo pasado, que aspiraban a la conquista, a convencer al otro de que su visión es la correcta y la mejor, la cultura colaborativa emergente y gran parte de sus manifestaciones, optan por independizarse de papa estado y de mama mercado, creciendo libremente y autónomamente aunque de forma interdependiente con el sistema actual. El cambio solo es posible desde la autonomía, empezando de cero, desde los cimientos, creando unas nuevas reglas de juego.

La Estrategia del ermitaño: Tu a lo tuyo y yo a lo mío, y mientras me dejes tranquilo tan amigos

El cambio se está experimentando y fraguándose fuera de las fronteras del sistema y tiene que ser así para que sea realmente posible. Van deprisa, no tienen que convencer a nadie, ni pedir permisos ni préstamos, piensan y actúan por impulso, por necesidad vital, por pasión, y sobre todo porque se puede. Las redes lo permiten y la inteligencia colectiva y colaborativa son su gasolina. No hay intención de mezclarse, no hay opción real de entendimiento, las posturas están muy lejos, unos hablan chino y otros japonés, ¿Cómo van a entenderse? El poder establecido no entiende de esto, no sabe que esta pasando, y deja hacer, sin más, lo permite pero no lo facilita y menos aún lo impulsa. Mientras “los ermitaños” no molesten que sigan con sus juegos, mientras no alboroten el gallinero, mejor tenerlos entretenidos en sus cosas. Al poder tampoco le interesa, o más bien no le interesaban estos modelos que están surgiendo en las aristas del sistema, antes no le interesaban, ahora si, los están mirando. Cuando el viejo modelo está hecho unos zorros, cuando la zona de confort se tambalea, es lógico que se abra la ventana, no solo para que entre aire fresco , sino también para mirar lo que está pasando fuera del castillo, más allá de sus murallas… hay vida, y se mueve!

2. La ruta de los puentes

Proyectos que también se independizan y tiran para adelante, pero en este caso, sí que hay una intención de impactar y transformar para poder llegar a la sociedad en general. Hay una intención de mostrar, de enseñar, de abrir conocimientos, de compartir sueños y realidades. De contagiar ilusiones, contagiar que tampoco conquistar.

La estrategia del malabarista: Mira lo que hago, ¿te gusta? si te interesa te puedo enseñar, te va a encantar.

Al igual que los ermitaños, los malabaristas tampoco suelen tener alma de predicadores, no se trata de convencer, se trata de hacer las cosas bien y mostrarlas, de encontrar modelos que funcionan de otra manera. No se trata tampoco de encontrar el modelo de ahora, de diseñar el super modelo, el que ahora se lleva y triunfa, la última tendencia!, se trata de identificar buenos ingredientes para remezclarlos y hacer recetas a medida para cada organización, para cada ecosistema, ya que el principio es el de la diversidad y el modelo es la red. El cambio se producirá por experimentación-aprendizaje-acción-imitación. Siendo parte del cambio y agentes del cambio. ¿Es posible jugar al nuevo juego con las reglas del viejo?, ¿es posible la integración del viejo modelo y de los emergentes?, ¿puede encajar un cuadrado en un círculo? Cuando las condiciones y el contexto de partida son tan hostiles y desfavorables para acoger los cambios y modelos que propone la cultura colaborativa, es fácil caer en el derrotismo anticipado y pensar que esta es la vía del maquillaje, o del cambiar algo para que todo siga igual que siempre. Los más optimistas y partidarios de esta estrategia piensan que es la única opción de cambio real. Si no se suma el poder no hay nada que hacer, sino se suben al carro gobiernos, empresas, medios de comunicación… no hay mucho que hacer, sino se suman ¿cómo va a llegar a la gran masa o lo que queda de ella?

Este cambio mediante la integración será lento, paso a paso, y lo que un día fue maquillaje o lavado de cara algún día puede llegar a ser un cambio real. Mejor un lavado de cara que un lavado de manos, aunque al final del camino la meta sea una buena ducha completa.

3. La ruta del tunning

Si no hay más remedio que cambiar, cambiemos… pero no me tires abajo las murallas del reino, con unas reformas en el castillo salimos de esta.

Es la ruta para los amantes del “realismo”, o para los pesimistas felices. Es de idiotas pensar que esto va a cambiar. El capitalismo es un sistema perfecto que todo lo absorbe, se lo come, lo devora, y lo mismo ocurrirá con estos soplos de cambio. El único cambio real y posible será el que se haga desde dentro del poder, con sus reglas y desde su posición dominante. Es lo que siempre a pasado, ahora y siempre.

La estrategia del experto: No te preocupes amigo, que yo te entiendo, sabes que estamos juntos en esto desde el principio, yo sé cómo solucionar esto igual que tantas otras veces, soy el experto y tengo una metodología infalible, con unos retoques vas a quedar como nuevo.

El experto no forma parte del cambio, pero lo estudia, lo analiza y diseña como integralo a la organización para mejorarla sin cambiar la vieja maquinaria, sabe que esta no puede parar, que su esencia es la inercia. Desde su visión, parar es morir y experimentar es un riesgo que te puede matar. Pensar en cambiar la maquinaria entera no es realista, es imposible. Se puede mejorar o mejor dicho actualizar, modernizar, pero no cambiarla entera.

Es experto en lo que es, no en lo que puede ser o será. Su zona de confort y su valor está en la caja de herramientas de siempre, para la maquinaria que tan bien conoce y que tantas veces ha arreglado. ¿Por qué iba a ser diferente ahora?

Desde Ouishare apostamos por la ruta de los puentes y la estrategia del malabarista. La propia comunidad es un gran experimento-escuela sobre construir modelos más colaborativos, eficientes, democráticos y sostenibles. Vivimos en una etapa de transición, en una época Beta, donde lo que toca es hacer, probar, experimentar, aprender y construir las bases los orígenes de una futura sociedad que apostamos y creemos que ya esta siendo y será más colaborativa y sostenible. Frente al cambio puedes negarlo, ignorarlo, observarlo, o participar de él y esta última opción, participar del cambio, es nuestra apuesta.

Tres rutas, tres estrategias que están modulando el impacto que finalmente tendrán los cambios que estamos viviendo. Al final, será el ser humano como colectivo, quien determinará hasta dónde quiere realmente que las cosas cambien, con su actitud, su forma de pensar, de actuar, consumir, votar… determinará lo que vamos a ser, más allá de la visión de cambio que pueda tener el ermitaño, el malabarista o el experto, al final lo más increíble de esta historia es que el verdadero poder lo tenemos nosotros, y el cambio es personal, de cada uno, y que tan solo se trata de tomar las riendas de nuestras vidas.  

Texto: Luis Tamayo

Ilustración: juangonzaleziglesias@gmail.com.

Articulo original publicado en www.simbyosi.com