La salud de la Economía Colaborativa

Proyectos como Crowdsasuna, Patientlikeme o Cohealo demuestran que los valores y las estructuras de la Economía Colaborativa también pueden ser muy beneficiosas para el sector de la salud.

La economía colaborativa goza de buena salud, aunque es la salud en sí misma la que últimamente se encuentra bastante enferma. Y me pregunto, ¿cómo podríamos reanimarla con los efectos beneficiosos de la economía colaborativa? Sabemos que la Economía Colaborativa incluye todas las prácticas y modelos económicos basados en estructuras horizontales y comunidades, como el consumo colaborativo, la producción distribuida, las finanzas P2P y los movimientos opensource y de conocimiento abierto, entre otros. Pero, alguna vez os habéis preguntado ¿Cómo aplicar estos a los entornos relacionados con nuestra salud? La salud es un bien económico en la medida en que cumple con la condición general de la escasez. Puede verse como un bien de producción y como un bien de consumo. La economía neocapitalista la ha visto, y sigue viéndola, como uno bien de consumo beneficiado por tener un umbral de saturación casi infinito. Desde el punto de vista del consumo, la salud es un bien escaso por definición y también a base de realidades. Por diversas razones, en los países desarrollados el gasto sanitario se ha encontrado en alza durante los últimos años a un ritmo más rápido que el PIB. Por tanto, comienza a ser imprescindible para los diferentes gobiernos, racionalizar económicamente la asignación de los recursos sanitarios para garantizar la sostenibilidad de los sistemas. Racionalizar recursos parece un mantra que solemos escuchar por doquier en épocas de crisis. Parafraseando a Brecht, puede decirse que "las crisis, en los sistemas sanitarios, se producen cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer."

Compartir en salud

Cuando pienso en racionalizar también lo hago en compartir, y es aquí para mí, donde lo nuevo tiene lugar. Comienzan, por suerte, a aflorar un gran número de plataformas tecnológicas que permiten compartir recursos, experiencias e información sobre salud, y desde mi humilde opinión, abogo un futuro muy prometedor en los emprendimientos relacionados con estos entornos. Debido a los atributos únicos de la asistencia sanitaria, el compartir comienza en las instituciones (hospitales, centros de salud, etc.) a nivel empresarial (B2B) permitiéndoles ser el primer entorno en que vemos que esta tendencia tiene lugar a través de plataformas privadas que permiten el intercambio de tecnologías y recursos sanitarios como por ejemplo Cohealo o Floow2. También comienzan a surgir otros mecanismos de compartición promovidos por las mismas administraciones públicas sanitarias, tanto de recursos físicos o humanos, como de información clínica a través de las historias clínicas colaborativas. En México, por ejemplo, se ha promovido lo que llaman un “dispensario comunitario de medicamentos”, una suerte de almacén común en el que los ciudadanos pueden depositar los fármacos básicos que ya no utilizan y abastecer al resto de la comunidad. Pero no solo las instituciones sanitarias o gobiernos son capaces de compartir, son los pacientes los que también quieren sumarse a la ola colaborativa a través de modelos de relación peer-to-peer (P2P), tanto por la necesidad de pertenencia a un grupo, o por estar, a veces, empujados por la falta de respuestas en los sectores más tradicionales o por las fallas y carencias de los propios sistemas sanitarios. Nuestro cerebro fomenta la idea de compartir por su propia naturaleza, será por ello que las personas están dispuestas a compartir su tiempo de cara a colaborar con otras personas con sus mismas aflicciones, ejemplo de esto puede ser la plataforma inglesa TeamUp de enfermos de cáncer o la israelí Healparound para pacientes diabéticos. Así como podríamos encontrarnos que existan personas que deseen compartir sus historiales médicos y métricas de salud para el bien común, como lo hacen en Patientslikeme u otras plataformas.

Y esto de compartir entre pares se ha producido desde siempre a pequeñas escalas entre familiares y amigos, comunidades de vecinos o pueblos muy pequeños, en el intercambio de productos ortopédicos, como por ejemplo muletas y cabestrillos, o de algunos fármacos. Sin duda existen muchos ejemplos de pacientes que vienen haciendo esto del compartir desde antaño de manera offline, la diferencia ahora está en que estas se abren al mundo online, promoviendo una confianza entre personas hasta ahora desconocidas.

Crowdfunding sanitario

Comienzan a aparecer también otros ejemplos relacionados con el resto de dimensiones colaborativas que hemos comentado. En lo referente a financiación P2P, la salud también se sube al barco del crowdfunding como respuesta a una creciente necesidad de financiación, promovido principalmente por los recortes económicos en algunos sistemas sanitarios. Cada vez son más los que confían en la financiación colectiva como medio para ayudar a las personas con algún problema de salud, así como financiar colectivamente iniciativas innovadoras en el campo de la salud. Un ejemplo de esto es la plataforma orientada 100% a salud, Crowdsasuna, iniciativa realizada por Goteo. Otra experiencia muy interesante es el Proyecto Marilyn, no solo por el uso de plataformas de crowdfunding para su financiación sino porque lo que busca esta campaña es desarrollar un medicamento contra el cáncer libre de patentes.

Conocimiento abierto

Hoy en día puede decirse que el acceso al conocimiento se ha democratizado, en gran parte, gracias a internet y a las posibilidades que brinda la sociedad de la información. Este movimiento ha calado bien profundo también en salud desde el punto de vista de compartir información relacionada con las métricas de salud gracias el poder de nuestros nuevos mejores amigos que llevamos en los bolsillos, nuestros smartphones y el sinfín de apps relacionadas con la salud o el wellness que podemos encontrar hoy en día. Los datos van y vienen todo el tiempo aunque lo suyo seria que comenzaran a volver datos lo suficientemente explotados como para que nos ayuden como profesionales o como personas a tomar decisiones importantes sobre nuestra salud. Los expertos en salud pública, por ejemplo, también están recurriendo a crowdsourcing como una alternativa más rápida que los métodos tradicionales para predecir y vigilar los brotes de enfermedades infecciosas a través de plataformas como healthmap o flunearyou. Los profesionales médicos cuentan ya con gran abanico de plataformas que les permiten obtener información más detallada sobre un determinado diagnóstico y/o tratamiento, no teniendo que recurrir ya a las antiguas bibliotecas físicas y accediendo a potentes bibliotecas digitales como es el caso de MEDLINE/PubMed. El directorio de proyectos colaborativos alrededor de la salud, comienza poco a poco a cubrir todo el abecedario, pero sin duda queda aún mucho por hacer. Recuerdo haber leído en algún sitio en boca de Lisa Gansky que “La economía colaborativa está en la pubertad”, y creo que en los entornos relacionados con la salud todavía nos encontramos en plena infancia. Realmente espero que nos transformemos en una generación potente que busque soluciones que proporcionen “salud para todos”. Si te interesa todo lo referente a los entornos colaborativos alrededor del sector salud te invito a que me sigas y compartas tus experiencias en mi blog Co-Salud.com, o a través de twitter en @_cosaludArtículo escrito por Andrea Barbiero

Argentina afincada en Barcelona. Fan de la colaboración. Actualmente trabaja como freelance en proyectos sanitarios estratégicos. Como bloguera en www.co-salud.com busca constantemente experiencias que relacione el sector de la salud y la economía colaborativa. Siempre aprendiendo, innovando e intentando convertir en realidad todas sus ideas y sus sueños. Síguela en Twitter. Imagen de portada de Open Source