Abrazada para proteger la economía colaborativa

El 14 de febrero de 2014, día de los enamorados, usuarios de diferentes plataformas de Consumo Colaborativo se reunieron en la madrileña Puerta del Sol para celebrar una abrazada, el objetivo era reivindicar que la Comunidad de Madrid, legisle los aspectos de la economía participativa con los ciudadanos, verdaderos artífices de la misma.

El 14 de febrero de 2014, día de los enamorados, usuarios de diferentes plataformas de Consumo Colaborativo se reunieron en la madrileña Puerta del Sol para celebrar una abrazada, el objetivo era reivindicar que la Comunidad de Madrid, legisle los aspectos de la economía participativa con los ciudadanos, verdaderos artífices de la misma.

Cuando se realizo la abrazada solo estaban en el punto de mira los apartamentos turísticos, pero hoy en día más sectores de la economía colaborativa están en el punto de mira legislativo, el crowdfunding o el carpooloing también están siendo afectados por legislaciones y denuncias . Entendemos que esta fiebre legislativa y necesaria es parte del proceso de crecimiento, al principio nos ignoraban, ahora debemos de ser importantes porque nos ven como una amenaza a los negocios tradicionales. La siguiente etapa esperemos que pase por que se entienda la economía colaborativa como posibilidad real de innovación, como un modelo de consumo Que nos facilitará llegar a ciudades y sociedades mas sostenibles y mas justas... que falta nos hace.

Conversamos con Rafael Martinez-Cortiña, autor del blog ciudadano del siglo XXI, anfitrión habitual de las cenas encuentros de peers en Madrid e impulsor de la iniciativa

1. ¿Cómo fue la iniciativa?, ¿que destacarías de ese día?

El objetivo era mostrar a la Comunidad de Madrid que los que apoyamos la economía colaborativa desde sus distintas vertientes, compartiendo coche, casa, tiempo, talento o comida, ya somos una comunidad. Lo hicimos con los ojos tapados, porque en la economía colaborativa la moneda de cambio es la confianza que se genera entre personas desconocidas. Lo más destacable es que fue originada, diseñada y convocada por ciudadanos anónimos, no por empresas. Al evento se presentaron distintos usuarios de diferentes plataformas colaborativas para mostrar un apoyo público al consumo colaborativo. Ninguno de ellos representaba a ninguna empresa, sino una filosofía de consumo.

2. ¿Cómo surge la idea de la abrazada?, ¿han tenido algo que ver las empresas de la economía colaborativa en esta acción?

En la Comunidad de Madrid, miles de personas compartimos nuestras pertenencias para obtener ingresos o para reducir gastos, con un común denominador: queremos y valoramos compartir. Hacemos lo que hemos hecho siempre, pero antes de internet no éramos una amenaza a ninguna industria. Ahora parece ser que sí somos una amenaza al sistema porque una parte de la demanda prefiere el consumo colaborativo al esquema tradicional. Dicen que eso ha disminuido los beneficios de distintas industrias, entre ellas la hotelera, lo cual parece ser que no es verdad.

Los ciudadanos hemos evolucionado y, por ejemplo, algunos turistas han cambiado sus hábitos de viaje y prefieren tener una gran experiencia única, y no tanto el lujo hotelero que apreciaban sus abuelos. Los pisos de los ciudadanos tienen el encanto genuino de esa ciudad y encima son más baratos. Los hoteles no han tenido tiempo para reaccionar por este gigantesco cambio de la demanda. Han presionado hasta lo indecible a los gobernantes, quienes, sorprendidos también por este volcán económico, deciden prohibirlo, más que regularlo. En este sentido, la Comunidad de Madrid ha hecho circular un borrador de un decreto que ha generado miedo en miles de madrileños, quienes ahora comen y pagan sus facturas porque comparten sus viviendas con turistas por días. Ese miedo es doble. Por un lado, son madrileños normales que no desean entrar en ningún conflicto ni ilegalidad. Por otro, son personas que no desean empobrecerse más.De esas miles de personas con miedo, muchos han reaccionado y han llamado a los miembros de la comunidad colaborativa para que les ayuden a demostrar que el consumo colaborativo es un hecho del siglo XXI que debe ser regulado, pero no prohibirse. La llamada fue generada por anfitriones de airbnb y acudieron personas de airbnb, windu y de otras plataformas de alquiler de viviendas turísticas, además de otras iniciativas colaborativas como blablacar, mi pequeño mercado, time republik, bluemove, peers, ouishare...Unos llamaron y otros acudieron. OuiShare era la correa de transmisión verbal entre aquellos que se daban abrazos en silencio y se encargó de informar sobre la economía colaborativa.

3. Es lógico que se sospeche de detrás de esta iniciativa esté AirBNB…¿fue realmente una iniciativa espontánea y ciudadana?

Pensar que airbnb está detrás es tan lógico que yo mismo contacté con ellos en Barcelona para solicitarles ayuda, pero para mi sorpresa me comentaron que airbnb ni podía ni deseaba desarrollar actividades del tipo lobby, porque su objeto social es otro y porque no tienen la capacidad para enfrentarse con todos los políticos presionados por todos los lobbies hoteleros en todas las ciudades donde son considerados una amenaza. No harían otra cosa y así lo entendí yo. Y lo que la gente no sabe es que airbnb en Barcelona tiene un equipo de sólo siete personas. Informan, pero no presionan.

Sin embargo, el proceso de aprobación de la ley en Madrid seguía adelante y un grupo de anfitriones decidimos que, con o sin el apoyo de airbnb, teníamos que reaccionar. Y lo hicimos con honestidad, porque no somos empresas, somos ciudadanos, así que decidimos que fuesen ciudadanos anónimos quienes convocasen a los miembros de la comunidad. Sin marcas. Sin nombres. Sin publicidad. Con ilusión. Con ganas de abrazar el consumo colaborativo. La comunidad colaborativa sólo vino a darnos un abrazo de apoyo, pero ese abrazo no iba destinado a airbnb.

4. ¿como es el anteproyecto ley (quizas cuando este leyendo esto, ya sea una ley aprobada) de la comunidad de Madrid para regular los apartamentos turísticos?, ¿como afecta esto a las personas que estan compartiendo, alquilando habitaciones o apartamentos enteros a turistas?

El proyecto fue descrito hace meses como “una ley de imposible cumplimiento”, pero sigue su curso. Exige que el suelo que se comparte sea terciario y la trampa es que las viviendas son suelo residencial. Eliminar un hecho económico real tendrá efectos fáciles de predecir.

Primero, empobrecerá a miles de madrileños que se encontraron con la economía colaborativa sólo porque buscaban una solución a sus problemas económicos.Segundo, abocará a los ciudadanos a una economía sumergida en algo que sería muy fácil de regular y no hay más que ver lo que han hecho otras ciudades, como Barcelona.Tercero, se perderá la posibilidad de recaudar cuantiosos impuestos y tasas municipales, porque no se puede recaudar de una actividad ilegal, naturalmente.Cuarto, se perderá la oportunidad de mostrar al mundo que Madrid es una ciudad tan abierta como Amsterdam, por ejemplo, primera ciudad colaborativa en Europa.Quinto, se congelará el desarrollo del consumo colaborativo en Madrid, a nivel general. Si el grande se hace ilegal, se perderá interés en el resto de iniciativas más pequeñas.Sexto, Madrid perderá más turistas aún. Los turistas que desean vivir la experiencia del piso de un lugareño se irán antes a Barcelona, ciudad que ha regulado la actividad, y aunque ésta sea muy restrictiva, por lo menos es honesta y permite ejercer la actividad. En Madrid será imposible y esos turistas no quieren hotel. Los hoteles exigen que la demanda se adapte por decreto a la oferta y eso nunca ha funcionado.Séptimo, en Madrid se cerrarán todas las empresas españolas del sector, aunque tengan beneficios crecientes y se perderán empleos, como ya ocurre en Berlin, que también lo ha prohibido, pero ante los resultados lo va a volver a revisar.

Se me ocurren esos, pero se podrían listar muchos más. Al final, con esa ley perderemos los ciudadanos, la administración pública, los hoteles, los turistas, Madrid y el consumo colaborativo en general. No habrá ganadores. Bueno sí, Barcelona en este caso, por ejemplo. Será interesante ver el efecto que produce la prohibición de Madrid en Barcelona, y ver en qué medida una se empobrece y la otra se enriquece. Soy nacido en Madrid, feliz por ello y no deseo ningún mal a mi ciudad natal, por supuesto, pero esta prohibición nos afectará negativamente a todos en Madrid. No hace falta ser futurólogo para verlo claramente.

5. ¿Sabeis si en algún momento han dialogado o se han informado con usuarios o empresas de las plataformas de alquiler de viviendas entre particulares? ¿Que le diríais a los responsables de la Comunidad de Madrid?.

La Comunidad de Madrid está siguiendo pasos que legalmente tiene que seguir, pero el problema no es la forma, sino el fondo de la ley. En Noviembre de 2013 enviaron el borrador del decreto a varias empresas y asociaciones de vivienda turística para abrir el plazo de 15 días de alegaciones. Desconozco las alegaciones realizadas y si ha habido diálogo o no. Lo que sí estoy seguro es que no han convocado a ninguno de los madrileños que comparten sus pisos. Esos administrativamente son invisibles, porque no están agrupados de ninguna manera. Sin embargo, son los protagonistas del consumo colaborativo. Somos los únicos que no hemos dicho ni mú en una legislación diseñada para hacernos ilegales, aunque somos los que más ideas podríamos aportar a una regulación en que ganásemos todos. Eso queremos. Nos gustaría que nos invitasen a participar para colaborar con ideas constructivas para todos. A todos nos afecta que el turismo de Madrid haya disminuido. No sólo a los hoteles. Eso no lo queremos ningún madrileño. Estamos seguros de poder aportar muchas ideas que podrían impulsar el turismo en Madrid. Sólo necesitamos que nos escuchen. No sólo a los anfitriones de airbnb. Necesitamos que entiendan el consumo colaborativo a nivel conceptual.

A los responsables de la Comunidad de Madrid les diría lo mismo que he dicho en mi blog al Presidente del lobby hotelero, Antonio Gil. Sé quien es, pero no tengo el gusto de conocerle personalmente, y aún así, estoy seguro de que una conversación con él sería muy fructífera para ambos. Y muy amable, porque aunque no lo parezca, ambos buscamos exactamente lo mismo: que Madrid sea un destino obligado para todo turista y/o viajero. Ahora Madrid no lo es, y con prohibiciones tampoco lo será. Lo peor de todo es que tenemos las herramientas, pero las usamos para luchar entre nosotros. No parece que tenga mucho sentido, la verdad. Suena mejor colaborar. En mi blog planteo una gran alianza que beneficia a Madrid y a todos nosotros.