Compartir algo más que una comida

Plataformas de colunching como EatWith, SocialEaters, MealMeets permiten compartir comida cocinada en casa de personas locales ¿Cuál es la receta del éxito?

En los últimos meses, han surgido a ambos lados del Atlántico servicios online de colunching que ayudan a gente a compartir comida en casa de personas locales. ¿Cuál es la receta del éxito? “Una mezcla de expectativas comunes y lo desconocido” dice Aurélie Daniel, Co-Fundadora de Beyond Croissant. Permitir a desconocidos ir a la casa de otro desconocido y compartir una comida con ellos: una idea que puede parecer ridícula. Bueno, en realidad lo es. ¿Quién estaría dispuesto a abrir sus puertas a desconocidos, y además cocinar y compartir una comida con ellos? ¿Por qué compartirías una comida con un extraño, especialmente ahora que tanto lo que hay en nuestro plato como los riesgos de la intolerancia alimentaria y las alergias son un debate recurrente?

De ‘consumir mejor’ a ‘consumir juntos’

La mayoría de los modelos de negocio de consumo colaborativo estaban basados en la idea de optimizar el uso de recursos infrautilizados, desde tu coche a tu plaza de parking, tu casa, lavadora, jardín o lugar de trabajo. Sin embargo, otro beneficio de compartir recursos es que enriquece y favorece la cooperación entre personas y les ayuda a implementar y financiar proyectos con estas nuevas plataformas. Como por ejemplo menciona el blog francés Le Co-Lab, otro de los beneficios de este tipo de vida es “vivir juntos” (o co-habitar), hecho posible a través de páginas web como Colunching, una plataforma lanzada en 2011 que permite compartir una comida o bebida en un restaurante o en un bar con otra persona, o GrubWithUs de Estados Unidos. Ahora, muchos nuevos conceptos de “comidas con gente local 3.0” o “experiencias de cenas caseras P2P” están llevando este concepto un paso más allá, permitiendo a desconocidos encontrarse en la casa de una persona para compartir comidas. Beyond Croissant, Cookening, YummyGuest, SupperKing o Bookalokal son algunas de estás plataformas, por nombrar ejemplos. En España hemos visto aparecer en pocos meses EatWith, SocialEaters, MealMeets, Looqueo y MealIsReady (la web está desactivada pero su fundadora nos comentó que están apunto de salir)

¿Por qué permitir a extraños entrar en tu casa? Probablemente porque sólo hay una pequeña diferencia entre “comer mejor” y “comer juntos”.

Estas iniciativas de consumo colaborativo para catering participativo están permitiendo a la gente combinar su deseo de comer mejor con su necesidad de conocer a otras personas, repensar su calidad de vida y, en pocas palabras, tomarse su tiempo. El hecho de que Comuto.es fuese renombrado como “Blablacar” tiene sentido: una vez que la idea general de compartir cosas y conocimientos ha sido establecida, la idea de compartir nuestro tiempo y centrarse en el valor de compartir más allá de su utilidad se vuelve más importante. Por supuesto que por encima de todo compartimos el viaje, porque tiene más sentido medioambiental y económicamente que otros medios de transporte. Pero la siguiente fase es divertirse y darse cuenta de que también estamos compartiendo momentos con otros hablando agradablemente durante el viaje. (o “blabla”, origen del nombre de Blablacar).

Las dos características que comparten casi todas las startups de consumo colaborativo son que están motivadas por la crisis económica y que tienen la habilidad de crear fuertes vínculos sociales que son cruciales para su éxito. Como dijo Cédric Giorgi, la idea de páginas web como Colunching o Kooldiner es juntar a desconocidos que simplemente no quieren seguir comiendo o cenando solos. El éxito de estas páginas web se debe parcialmente a las redes sociales, teniendo en cuenta que las interacciones sociales con amigos que tienen lugar allí han hecho a los usuarios más abiertos a la idea de compartir con extraños, incluso (¿o especialmente?) en la vida real. La comida en sí misma no es algo nuevo en el espacio de consumo colaborativo. Muchos modelos de negocio relacionados con la comida que se centran en diferentes aspectos de la cadena alimentaria ya han sido implementados como el concepto de compras en grupo, ofrecidas por by La Ruche qui dit oui (Francia), WholeShare (Estados Unidos), Grupo a Grupo (España), o la compra de platos preparados por vecinos en SuperMarmite. Estas iniciativas no sólo nos están llevando a repensar el valor de la comida casera, sino que también están llamando la atención sobre el problema del desperdicio de comida, como por ejemplo el proyecto francés Disco Soupe o Foodsharing, una plataforma alemana (que también se está estableciendo en Madrid) que ayuda a supermercados, restaurantes y personas individuales a dar una nueva finalidad a sus restos. Con la vuelta de los beneficios de la comida casera, muchos “anfitriones 3.0” están ansiosos por recibir el feedback de personas desconocidas sobre sus “especialidades de la casa”, porque son un proveedor de servicios o porque cocinar es simplemente su hobby.

El nuevo concepto de “comer con gente local 3.0” vende su servicio como una experiencia, y aparte de eso, como una forma de construir conexiones sociales con personas que puede no siempre llegar a tiempo, pero que siempre serán “reales” (no virtuales).

La industria de los restaurantes es por supuesto consciente de la compensación para los consumidores de cocinar en casa o salir fuera a comer. Es por esto que la industria trata de moderar el precio (ofreciendo más vino en la copa, cafés gourmet o fórmulas) o la calidad (poniendo énfasis en la información nutricional u ofreciendo ingredientes orgánicos) para hacer más atractivo el salir fuera. Sin embargo, no hay una mejor forma de añadir el factor humano al hecho de cenar que comer en casa.

“Una mezcla de expectativas comunes y lo desconocido”

Menos intrusivo que couchsurfing, pero más íntimo que compartir una comida en un restaurante, preparar juntos una comida es una experiencia tan única para el anfitrión y los invitados que es mucho más que compartir una comida. La finalidad de este tipo de comidas puede ser expandir el círculo de amigos o la red de contactos profesionales, para conseguir recomendaciones sobre tu ciudad o para tener una excusa para compartir tus conocimientos, sobre cocina, por ejemplo. Interesantemente, los fundadores de muchas de estas startups están también convencidos de que, en relación a la comida, tenemos que empezar a utilizar nuestro sentido común otra vez y encontrar maneras inteligentes de combinar las posibilidades de la web y el valor de la comida casera con nuestra necesidad de conocer gente y pasarlo bien. Después de años de comida preparada, ready-to-travel, quedadas virtuales y online dating, el éxito de estas ideas todavía sigue sin ser claro (al fijarse en factores como los beneficios, la masa crítica y la tasa de éxito). Teniendo en cuenta que cocinar es sobre todo un acto de amor, puede que sea un buen punto para empezar. Traducción de Berta Boogerman Créditos de la foto:

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