La Comunificadora: ¿negocios de siempre?

Quince proyectos con impacto social y ambiental han pasado por un proceso de impulso durante la primera edición de La Comunificadora de Barcelona Activa. Con modelos de negocio colaborativos y del procomún quieren ofrecer una respuesta a los problemas de movilidad, gestión de residuos o alimentación más acuciantes de la ciudad. A primera vista, puede parecer que no haya nada nuevo. Los programas de incubación y aceleración para empresas tienen una larga trayectoria, y también Barcelona Activa, organizadora de este nuevo plan de impulso, lleva años facilitando este tipo de procesos. Lo que diferencia La Comunificadora de los programas ya existentes es su enfoque hacia una economía colaborativaprocomún

. La originalidad de los quince proyectos que han pasado por La Comunificadora es que su idea de negocio no empieza con la pregunta “¿Cómo puedo maximizar mis beneficios?”, sino con un “¿Cómo puedo aportar algo a la sociedad y a la vez ser económicamente viable?”. Todas ellas producen recursos y servicios de manera colaborativa generando un beneficio común y, utilizando plataformas digitales, son gobernadas por una comunidad de usuarios, productores y consumidores. Los quince proyectos seleccionados representan sectores tan diversos como la movilidad sostenible, la reutilización de residuos, el software libre, el comercio local y ecológico, el diseño abierto, la agricultura urbana, el préstamo de utensilios, o la oferta de cultura de pequeño formato a domicilio. La lista es larga y se puede consultar aquí. Algunos son totalmente nuevos, como Footprint, que quiere ofrecer un turismo socialmente responsable que deje una huella positiva en la comunidad local, facilitando trabajo de voluntariado de unas horas. Otras ya tienen cierta trayectoria, como es el caso de Som Mobilitat, cooperativa para compartir vehículos eléctricos. Todos se basan en una aplicación móvil para conectar oferta y demanda de manera directa: Lendi, por ejemplo, quiere conectar los vecinos del barrio para compartir objetos y vivir de forma más sostenible, y Katuma es una herramienta de software que pueden utilizar grupos de consumo colaborativo para gestionar sus compras a productores locales.

Durante los tres meses de acompañamiento empresarial, de noviembre 2016 hasta enero 2017, los participantes han asistido a sesiones formativas para profesionalizar su plan de negocio: introducción al sector cooperativo y colaborativo, modelos de negocio, fuentes de financiación alternativas (crowdfunding o crowdequity, entre otros), formas jurídicas, habilidades empresariales y tecnología (blockchain, Internet de las Cosas, hardware libre). Además de esta parte teórica, cada proyecto ha tenido a su disposición un tutor y diversas sesiones de mentoría personalizada con expertos de distintos ámbitos: plataformas web colaborativas, sostenibilidad económica, comunicación o fabricación digital. También se han organizado talleres de co-creación entre las distintas iniciativas empresariales, para generar dinámicas de trabajo de aprendizaje mutuo. Los proyectos de La Comunificadora tienen un ámbito de acción local, orientado a Barcelona y alrededores, pero su proyección va más allá. Desde su inicio, quieren compartir sus plataformas y experiencias, permitiendo que otras personas en otro sitio del mundo las puedan replicar como un recurso común, open source. Son conscientes de la amenaza de esta estrategia en un mercado económico donde reina la competitividad y donde se suele blindar la información interna del negocio, pero consideran que estaapertura es precisamente su fuerza

. En primer lugar, porque es un garante de transparencia y como resultado, de confianza de los usuarios. Pero, también, porque esta apertura tiene sentido desde un punto de vista macro-económico. Al fin y al cabo, su misión es generar un impacto positivo en la sociedad. Creen que la ventaja de ser copiado y de crecer de manera distributiva es la estrategia más eficaz para conseguir este objetivo. Por eso, prefieren aprovechar los recursos abundantes que ofrece la interconexión en redes de la nueva economía digital.

La motivación intrínsecade aportar valor a la sociedadparece generar una dinámica contagiosa.

Som Mobilitat es un ejemplo claro de crecimiento distributivo gracias a la filosofía económica de abrir y compartir. Esta cooperativa quiere impulsar la transición hacia un modelo de movilidad más sostenible y por eso ofrece un servicio de compartir coches eléctricos entre los usuarios-cooperantes. El cambio de modelo al que aspira resultará en menos coches para más gente, todos impulsados por energía verde. A la vez la comunidad de usuarios fortalece el tejido social y la riqueza generada es reinvertida en la economía local. Som Mobilitat llegó a un acuerdo con otras cooperativas europeas de movilidad eléctrica y de producción de energías renovables para poner en común ciertos gastos (por ejemplo el desarrollo de la aplicación móvil), para co-diseñar modelos de gestión y para organizar futuras compras colectivas. En esta red internacional que han creado, cada cooperativa se encarga de la gestión diaria de su territorio, como núcleos pequeños interconectados. No tienen la ambición de crecer compitiendo en la conquista por el mercado global. Es más sensato colaborar y dedicarse al nivel local.

Los participantes de La Comunificadora han valorado sobre todo la oportunidad de crecer como proyecto en un entorno más amplio, donde han aprendido a posicionarse, contrastando ideas y experiencias. Para continuar en el proceso de creación de una iniciativa colaborativa, ha sido muy valiosa confrontarse con una visión externa, tanto de los otros emprendedores como de los mentores.“Emprender en una burbuja no es una buena opción en un mundo donde todo está conectado”, comentaban durante la sesión de evaluación. También el análisis de los posibles modelos de negocio y su viabilidad económica ha sido útil para la orientación de muchos proyectos. Es sorprendente ver cómo las quince iniciativas han sido capaces de aglutinar nuevos procesos de trabajo de co-creación, haciendo surgir complicidades entre los diferentes proyectos y aumentando así su ámbito de acción. Lamotivación intrínseca

de aportar valor a la sociedadparece generar una dinámica contagiosa

, más inspiradora que la promesa de valor monetario que ofrece el modelo económico que hemos heredado. La Comunificadora ha abierto un nuevo camino que permite explorar más la cultura de compartir, y profesionaliza un modelo empresarial que hace posible hacer la transición hacia un mundo más sostenible, transparente y justo. Y por supuesto, el mismo modelo de “La Comunificadora” también es open source, ¡para que lo vaya copiando y reproduciendo quien quiera! Fotografías de Mònica Garriga.

Artículo escrito por Bart Grugeon Plana

Bart es periodista. Colabora con La Directa en Barcelona y escribe para Apache.be y el Basic Income Earth Network. Tiene un interés especial en nuevos modelos económicos, cooperativismo de plataforma y "commons-based peer production".